Como no podía ser de otra manera la reacción del calvo tiñoso de estrábica mirada no se ha hecho esperar. El vitriólico chota, chantajista y/o extorsionador, ha comenzado a lanzar su retahíla de exabruptos y a soltar baba contra Cota al que amenaza, ¿qué extraño, verdad?, con integrarlo, como co-starring, en el elenco de personas a las que insultar, difamar, chantajear y hacer blanco de sus biliosas iras desde el blog/basura donde se dedica, además de a los citados menesteres, a dar patadas al castellano a través de sus esperpénticas soflamas analfabetas. Creo que Carlos Cota debe sentirse contento por haber superado con éxito el casting, porque el ser atacado por este miserable, fiel encarnación física y moral del Perfectus Detritus de Uderzo y Goscinny, puede terminar por ser un honor, e incluso hasta un auténtico orgullo. Bienvenido al club, cada vez más numeroso, de gente normal y decente que, por el mero hecho de serlo, es objeto de las proyecciones, fijaciones y manías persecutorias de este indeseable. Tal vez, algún día, en el hipotético caso de que en este país se exigiese una acreditación de honradez y honestidad debería bastar con la simple demostración de que se ha sido, en alguna ocasión, víctima de los arrebatos y las acometidas de este despreciable fulano que, según me cuentan, lleva sufriendo en silencio desde hace años la horrible frustración de no poder dejarse coleta. Eso explica bastante bien algunas cosas y las gilipolleces que puede llegar a inventarse, aunque en el fondo sigo pensando que la mayor parte de sus delirios son producto de su oligofrenia severa unida a unas irrefrenables ganas de llamar la atención. Ahora ya tiene un sitio menos donde poder hacerlo, con lo que sólo le queda su desdichada bitácora y otra afín en la que podrá seguir ejerciendo su papel mientras, claro está, continúe interpretando, fielmente y sin salirse mucho del guión, su secundario personaje de tonto útil.
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