Las reacciones de ciertos deficientes mentales suelen ser, con frecuencia, bastante previsibles. No tiene mucho mérito por mi parte haber vaticinado a lo largo del penúltimo párrafo de mi anterior post cómo iba a ser la reacción... ¡ Coño, si ésto es literalmente idéntico al principio de mi post de ayer!. ¿Estaré perdiendo facultades, habré comenzado a chochear, y no se me ocurre otra cosa que iniciarlo con las mismas líneas e iguales palabras de la entrada anterior?. Pues, mire usted, va a ser que no. Lo que sucede es que, sin que suponga ninguna sorpresa, el paleto iletrado ha vuelto a cubrirse de gloria y en esta ocasión, como estaba casi cantado, ha optado por seguir y proseguir, erre que erre, negando la evidencia, acogiéndose, sin ningún pudor, a dos de las cinco variables que tuve a bien sugerirle amablemente para que no tuviese que hacer ningún esfuerzo y dejase descansar a su podrido cerebro. Viene a aducir, mezclando a su manera la segunda y tercera posibilidad, en un, como siempre, farragoso galimatías que Federico Heinlein, al que este sinvergüenza tampoco tiene el más mínimo reparo en difamar, fue un crítico pasota al que le daba lo mismo poner una cosa u otra, que informaba de inexactitudes, e incluso sugiere que era corrupto y sobornable al afirmar que todo ésto lo hacía aposta. Luego, sigue a vueltas con lo del conservatorio, la cancelación de los conciertos, el pasado pinochetista, los supuestos hábitos sexuales y los problemas laborales de Marcelo y para rizar el rizo, y seguir intoxicando e intentando confundir, termina por esgrimir, a modo de prueba, unos pretendidos E-mails remitidos por Opsen, que según él conserva con cariño, donde éste le habla de esos temas. Es decir, la misma imbeciliad que si a mí ahora me da por proclamar que tengo archivados doscientos treinta y tres correos electrónicos enviados por el pretendiente al sultanato de Groenlandia contándome su vida y milagros. En resumen, como de costumbre, nada con sifón; verborrea pura y dura que nada demuestra, porque nada puede demostrar, en donde lo único que aporta para avalar sus disparatados asertos es el nulo crédito de su palabra.
Yo, voy a seguir replicándole con pruebas tangibles que van a continuar dejándole en ridículo y evidenciando que nadie debe mentir, sobre todo si se es tan soplapollas como él. Y esta vez para variar, y para que compruebe que soy flexible y no me empecino siempre con lo mismo, como suelen hacer los rematadamente idiotas, no voy a citar a Heinlein, ni el pantallazo va a ser de la revista Emol. En esta ocasión se trata de una reseña aparecida en Scielo, Revista Musical Chilena, en la que se da noticia del concierto celebrado el 8 de mayo de 1997 (obsérvese que, entre unos posts y otros, ya van señaladas tres fechas distintas y, por tanto, tres conciertos diferentes) con la actuación de la, claro está, Orquesta Sinfónica de Chile dirigida por Marcelo Fortín.
¿Seguirá empecinado, inventando más estupideces al respecto?. Seguro que sí, aunque hoy no le voy a dar una batería de pistas para, que por lo menos, tenga que devanarse su abyecta y pútrida sesera. Y es que, encima, el tontolhaba, ahora en plan plañidera se lamenta y se hace la víctima alegando que yo le insulto. Otra falacia más, es totalmente incierto; lo que ocurre es que, en su palmario manejo del idioma, ignora que lo que yo hago es, simplemente, utilizar una serie de adjetivos “ad hoc” que califican con escrupulosa exactitud algunos rasgos sobresalientes de su repugnante personalidad. Además, como es público y notorio, procuro combinarlos, por aquello de ofrecer cierta variedad, y que resulten más amenos al sufrido lector. Por cierto, ¿cuántas veces me ha llamado a mí borderline desde que se aprendió o alguien le chivó el palabro?. Dejé de contar tras comprobar que en tres entradas lo había repetido quince veces. En este momento sospecho que habrá superado ya la centena. Es lo que tiene el analfabetismo asociado a la oligofrenia, que produce una profunda carencia de fluidez verbal y, al final, los pobres subnormales siempre terminan repitiendo las mismas tonterías.
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NOTA IMPORTANTE: Pido públicas disculpas a los familiares y amigos de D. Federico Heinlein, prestigioso crítico musical, compositor y catedrático de la Universidad de Chile, fallecido en 1999, porque habiendo utilizado su nombre de la forma que lo hice en el post anterior he dado involuntariamente pie para que un miserable y desaprensivo canalla mancille su memoria al difamarle sin el menor escrúpulo.
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